El Departamento de educación ha apostado por ello realizando una gran inversión económica en infraestructuras y recursos tecnológicos así como llevando a cabo planes paralelos de formación del profesorado destinados al desarrollo de las TIC y dotando a todo el alumnado de 5º de Primaria con ordenadores. Ha puesto en marcha el Programa Escuela 2.0 que supone un salto radical en la introducción de las nuevas tecnologías de la Información y la Comunicación en el espacio educativo.
Ahora bien, el tener en los centros ordenadores, conexión de banda ancha a Internet, pizarras digitales, etc. no asegura que la práctica pedagógica del profesorado en el aula suponga necesariamente una alteración importante del modelo de enseñanza tradicional, una mejora e innovación de los procesos de enseñanza-aprendizaje desarrollados en la aulas.
En las últimas dos décadas ha habido cambios importantes en nuestro conocimiento del aprendizaje, en su mayoría relacionadas con el auge y el declive del constructivismo. Parece claro que la adquisición del conocimiento requiere que el alumno y alumna tome parte activa en la asimilación e interpretación de la nueva información. Y es aquí dónde Piaget y el procesamiento de la información se unen. Obviamente, el alumnado debe ensamblar y extrapolar la nueva información, lo que implica que debe construir nuevos esquemas y estructuras. Desde ese punto, muchos profesionales llegaron a la sencilla idea de que el aprendizaje es algún modo de proceso de descubrimiento guiado por uno mismo donde el profesorado establece el escenario y se retira para permitir que el alumno o alumna siga su propio ritmo y sus propias ideas en la construcción del conocimiento.
Pero el problema surge porque generalmente el alumnado no puede llegar a una construcción eficaz del conocimiento sin un apoyo considerable. Por ejemplo, no es probable que los alumnos y alumnas descubran las grandes ideas y conceptos de la ciencia a través de sus propias investigaciones.
El desarrollo de las diferentes competencias básicas requiere planificar bien los objetivos y las tareas que debe realizar el alumnado mediante las cuales puedan resolver problemas o situaciones problema reales vinculados con las distintas materias del currículo. La selección de objetivos es un tema importante. Por otro lado, la selección de actividades que se encuentran detrás de esos objetivos y su organización posterior son temas cruciales. Hay que hacer, por tanto, un esfuerzo claro de integración de las TIC en el currículo de cada materia.
Uno de los puntos quizás menos estudiados es desarrollar herramientas, medidas, flexibles y amplias para evaluar los resultados obtenidos con la aplicación de las TIC. Hay aspectos difíciles de evaluar. Sin embargo, sólo a través de evaluaciones cuidadosas puede demostrarse la efectividad del uso de las TIC en la mejora de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Los criterios de evaluación y los indicadores desarrollados en los currículos deben guiar esta acción.
Por último, hay que destacar el hecho de que estamos pretendiendo que la tecnología nos lleve a un cambio metodológico en la escuela cuya estructura y organización están pensadas para un mundo sin TIC. Hemos de avanzar hacia un modelo de escuela del siglo XXI, con alumnos y alumnas del siglo XXI y con una estructura organizativa acorde con estos tiempos. El incremento del uso de las TIC necesitará de grandes reflexiones y decisiones para reorientar la forma de organización de los centros escolares.
Ikasblogak 2010 
